Ángel Sánchez
Opinión: LA ENÉSIMA.
Los encontronazos en un gobierno de coalición son lógicos. Los partidos que componen un gobierno multipartito no tienen por qué compartir la totalidad de argumentos, aunque si lo sustancial que es lo que supuestamente les llevo a coaligarse. Y digo supuestamente porque en el caso de nuestro municipio los argumentos, o son desconocidos o simplemente no han existido más allá de un mero reparto del poder y los beneficios que esto conlleva.
El enésimo encontronazo tiene diferentes lecturas. Por un lado, la nocturnidad aparente de la medida adoptada unilateralmente (aparente y supuestamente) por el Alcalde de sacar de la mesa de contratación la representación política. Por otro, la pasada negativa (cuando estaban en la oposición) de los mismos políticos que hoy ocupan el poder de aprobar una moción que proponía lo que hoy se ha hecho, de aquellas maneras. Este «detalle» podría interpretarse como un movimiento táctico (el enésimo) del partido mayoritario (el PP) contra sus incómodos socios (Ciudadanos). Al menos esa parece ser la lectura que hacen estos últimos.
La durabilidad del actual gobierno se sustenta, no en las políticas compartidas, sino en el riesgo de una posible moción de censura. El anterior gobierno de coalición se benefició de la correlación irreconciliable de fuerzas, pero en la actualidad la aritmética es más flexible, por lo que el PP agotará sus tácticas hasta que no haya posibilidad real de un cambio de gobierno. ¿Y Ciudadanos?.
La búsqueda desesperada de un espacio propio ante el deterioro del principal factor que le llevo a ser una fuerza política determinante, es más que evidente. Esto, el relato de ser víctima junto a la difícil decisión de renunciar a los privilegios de formar parte del gobierno le condicionan en extremo. Lo que haga o no, creo que estará supeditado a esos tres factores, aunque mucho me temo que el mandado municipal no verá a los concejales y concejala de Ciudadanos en el gobierno.
Sobre el fondo de la cuestión (la salida de los políticos de la mesa de contratación) simplemente decir que no comparto la opción tecnocrática en las decisiones políticas. Creo que el control de los representantes democráticos es necesario, pues de lo contrario las decisiones, con sus sesgos inevitables, se situarán al margen de la política, algo que en una democracia, no es comprensible. En nombre de la “transparencia” se deja en manos de agentes cuya legitimidad no proviene de la voluntad popular, pudiendo producirse una situación en la que los actores políticos hacen dejación de su responsabilidad a la hora de definir no el cómo, sino por qué y para quién. Pero esto es cuestión de otra reflexión que, sin duda, publicaré en algún momento.