NECESARIA PERO INSUFICIENTE.
Opinión: Ángel Sánchez
Que la renovación de la dirección local de la Agrupación Socialista era necesaria, pero no suficiente, es algo que parece que se pone en evidencia a la vista de las discrepancias que se vienen produciendo en el seno del grupo socialista en nuestro Ayuntamiento que, como aparente último episodio, ha tenido la votación sobre la subida de las tasas de recogida de residuos propuesta por el gobierno en minoría del PP. El todavía portavoz y la concejal que no asistieron al Pleno municipal, ¿no estaban de acuerdo con la propuesta defendida por la Secretaria General sobre un mejor estudio de los factores a aplicar en la revisión de la tasa para propiciar un reparto del costo, de forma quizá más justa?. Sin afirmar nada, parece que no existe casualidad, ya que la abstención del socio ultra del PP necesitaba de otras “abstenciones” para que la propuesta del gobierno en minoría saliese adelante. ¿Hablaríamos entonces de causalidad, no?
La nueva dirección no puede, por responsabilidad, sobrevivir hasta el nuevo proceso congresual (que propiciará una nueva asamblea local para ratificar o elegir una nueva dirección) obviando la situación de confrontación que se vive en el grupo municipal, no solo por los perjuicios que puedan causar las diferencias internas en la posición política municipal sino por las consecuencias públicas y políticas que ésta confrontación cainita tiene: la penosa imagen que los y las socialistas transmitimos a la sociedad.
La deriva de la irrelevancia política no es un escenario en el que los y las socialistas debieran seguir subsistiendo. La reflexión llega tarde ( debería haberse tenido en 2015 cuando apenas se rozó el quince por ciento de los votos, perdiendo más de diez puntos respecto a 2011) pero no por eso es menos necesaria.
La situación que se produjo en la última sesión plenaria precisa, como mínimo, de una explicación tanto a la ciudadanía como a los y las afiliados y afiliadas al partido al que todavía representan en la institución municipal. Su presencia y el voto contra la subida de la tasa habría propiciado la retirada del punto y quizá un mayor estudio sobre los factores a aplicar. Su ausencia precisa, insisto, una explicación pero también una toma de de posición de la nueva dirección local para, en lo posible, aminorar el daño que las continuas discrepancias internas en el seno del grupo municipal están produciendo en la ya dañada credibilidad de los y las socialistas campelleros.
La lealtad a la organización no puede ser únicamente retórica o parte del discurso: debe demostrarse día a día. La política, y más la actividad institucional, es absolutamente contingente, pero la coherencia es un valor que debe prevalecer siempre, explicando a la ciudadanía las decisiones, las posiciones o los cambios de opinión, pues esa organización a la que se representa, con el apoyo de la ciudadanía, trasciende a las personas y todos y todas tenemos la responsabilidad de respetar las siglas que nos dieron la posibilidad ( y el honor) de desempeñar cargos representativos, dando un paso al lado cuando nos toque. Y ahora creo que uno de esos momentos es absolutamente necesario. Esgrimir la perversa máxima de arrastrar al fango a los adversarios no es ni estético ni mucho menos ético.
El futuro del PSOE de El Campello no puede seguir expuesto a posiciones personales y personalistas. Dotarse de un proyecto autónomo que aglutine a la mayoría de los afiliados y afiliadas y que sea, no solo aceptable sino incluso atractivo para la ciudadanía, es una exigencia en una organización que ha tenido responsabilidades de gobierno y que aspira a volver a liderar un proyecto progresista. Pero esta exigencia debe ir acompañada de decisiones que devuelvan la credibilidad cotidiana al grupo municipal, y para ello la nueva dirección debe actuar como tal y tomar las riendas de una agrupación desgraciadamente fracturada, no por cuestiones ideológicas, ni programáticas, sino (y vuelvo a insistir en el problema casi endémico) por seguidismos personales y personalistas.