DIA “CASI UNO” DE CAMPAÑA.
Opinión: Ángel Sánchez
La campaña está a punto de iniciarse. Me refiero, claro está a ese período de quince días tasado por la ley electoral en el que los candidatos y candidatas podrán pedir el voto. De momento, la función de información se ha limitado a la presentación de los y las candidatas y a algunos mensajes dirigidos principalmente a los seguidores más incondicionales, del tipo de “estupenda candidatura, gran grupo de personas preparadas, etc”. Lo realmente relevante de este momento son los candidatos y candidatas, aunque algún mensaje sí que tendríamos que analizar por pedir, así de entrada, un voto “ciego” de confianza absoluta. En concreto el de “la mayoría suficiente”. ¿Qué significa suficiente?, ¿absoluta quizá? No lo sé, pero en mi opinión es a eso a lo que se refiere: mayoría absoluta.
Volviendo a la presentación de los y las candidatos y candidatas, simplemente, y a modo de resumen decir que, no es algo irrelevante para la campaña, pues los partidos y candidaturas ( en general) van a hacer pivotar su estrategia sobre la figura de su candidato o candidata, por dos motivos. El primero, es que casi con toda seguridad, la candidatura ha elegido a la persona pensando en su carácter, por su trayectoria y, en definitiva, por ese compendio de atributos que consideran que puede suscitar el apoyo suficiente del electorado para cumplir sus objetivos. El segundo, directamente relacionado con el primero, se refiere al marco institucional: el candidato es el único o la única que podrá optar a la Alcaldía. Como ya he dicho en alguna ocasión, la elección de Alcalde o Alcaldesa es indirecto (a través de los representantes electos) pero el cargo está dotado de unas atribuciones que lo hacen central en cuanto al desarrollo de políticas, la consolidación de una imagen política y el reparto de cuotas de poder institucional.
Pero volviendo al mensaje de “mayoría suficiente”, y sin saber exactamente a que se refieren aunque intuyéndolo, decir que es lógico que se apele a la ciudadanía para lograr el mayor apoyo posible, pero siendo realistas, el candidato y el partido que en éste caso la pretende ( el PP), al margen de la posición demoscópica estatal en la que pueda estar, el contexto del que parte no es nada positivo dados los problemas que el mandato que acaba han puesto de manifiesto, y no me refiero únicamente a la no aprobación de más presupuestos municipales que los de 2020 (paradójicamente, siendo éstos la expresión del proyecto anual del candidato que los presenta). Los problemas en la gestión de servicios tan esenciales como la limpieza viaria, limpieza de edificios públicos, mantenimiento vía pública, con “atraso” de varios años en la elaboración de la documentación para asegurar su continuidad, siempre conforme a la ley, pero con eficiencia. en una expresión del anómalo funcionamiento de la maquinaria burocrática municipal. Y ésto creo que es una punta de “iceberg” lo suficientemente importante como para haber tomado decisiones. Y ahí, la competencia del Alcalde parece evidente, pues es el responsable directo de la organización municipal y, por ende, del personal. Y esos olvidos, sobre los que aparentemente pretenden que pasemos sin más, son fundamentales para poder evaluar la competencia de un gobierno que no ha sido capaz, a través del presidente de la entidad municipal, de poner sobre la mesa para debatir y acordar, ninguno de los asuntos absolutamente relevantes para el presente más inmediato de nuestro municipio. Y como parece que el propósito de enmienda no es un valor, ¿debemos creer que la solución a todos los males que se han manifestado estos años son los mismos que han colaborado a crearlos? (y no me refiero únicamente al Alcalde saliente de éste mandato, pues los males vienen de más atrás). Creo que es una pregunta, complicada, pero necesaria de hacerse uno cuando escuche o lea la información electoral que se avecina.
Los seguidores del PP y de su candidato, evidentemente tienen asumido el discurso argumental en el que centrarán su campaña: la culpa no es nuestra, por consiguiente, no nos hagáis depender de nadie para gobernar. Y yo añadiría: dejarnos que podamos hacer lo que queramos porque, ¿no es eso lo que se pide?.
Soy un ferviente defensor de los gobiernos de coalición, pese a que las experiencias en nuestro pueblo no han sido demasiado positivas. Y lo soy porque creo que expresan la pluralidad de opiniones y preferencias políticas que existen en nuestra sociedad. Creo que es el gobierno que expresa con mayor exactitud la esencia democrática. Pienso incluso que, aun existiendo una mayoría, el reparto del poder, o al menos los acuerdos transversales son absolutamente necesarios para dotar a las políticas públicas municipales que afectan a la vida cotidiana de la ciudadanía de una proyección temporal más allá de la coyuntura. Y, pese a que éste tipo de gobiernos ha sido calificado como inestable y precario, lo que es realmente inestable y precaria es la capacidad de acuerdo, la voluntad de diálogo más allá de los intereses personales o partidistas demostrada por los máximos responsables municipales de éstos últimos ocho años.
Sobre las mayorías, los “clásicos” del pensamiento político ya apuntaron algunas de las contradicciones en que se podía caer con ésta regla si el talante y la voluntad no eran coincidir sino imponer: la mayoría, pese a ser un refrendo en origen para gobernar, podía convertirse en una especie de tiranía, afortunadamente en nuestro sistema político, siempre temporal.
Escribo estas palabras el día antes de iniciarse la campaña oficialmente. Creo que el proceso informativo que se inicia (con el objetivo de persuadir, convencer e incluso convertir a los votantes) es crucial para tomar una decisión que, conjuntamente con las preferencias ideológicas o las afinidades personales, garantice que no volveremos a perder cuatro años más. Y para ello, es necesario evaluar, personal y políticamente a los candidatos, las candidaturas y sus argumentos; es necesario mirar al pasado para aprender de los errores, aunque eso nos cause cierta incomodidad al ver como “los nuestros” quizá no han estado a la altura. Es necesario mirar hacia el futuro sopesando nuestras ideas y quienes las pueden representar mejor, pero también, quienes están dispuestos a dialogar, negociar y ceder en beneficio del bien común. Nos vemos en campaña.