El Campello enriquece su oferta cultural a lo grande con la restauración de un local del siglo XIX dedicado a la promoción de la música clásica
Es la historia de un sueño hecho realidad. Una feliz realidad cuyo éxito dependerá de la respuesta del público para que se convierta en lo que está llamado a ser: un referente cultural con unos ingredientes que lo hacen único.
El pasado sábado se inauguró en El Campello el centro cultural “La tenda el Pi”, al que se ha dado forma tras un exquisito trabajo de restauración de un local de ultramarinos que funcionó en el centro del pueblo (número 1 del Carrer del Convent) por iniciativa de Emilio Lledó Carratalá, su primer propietario. Hoy, ese local que forma parte de un inmueble erigido a finales del siglo XIX, es un espacio dedicado a la promoción cultural a través de la Asociación para el fomento de la música clásica (AFOMUC), de la que ya forman parte un nada despreciable número de amantes de la cultura, entre los que no faltan pianistas, violinistas, percusionistas y otros virtuosos de los más variados instrumentos.
Naturalmente, la inauguración contó con respaldo institucional, en esta ocasión con la presencia del alcalde, Juanjo Berenguer, y el concejal Pedro Mario Pardo. Para el primer edil, “iniciativas ilusionantes como ésta hacen más grande al pueblo de El Campello… y nos hacen a todos un poco mejores por engrandecer y fomentar la cultura”. Junto a las autoridades se sentaron el juez de paz, el párroco del pueblo, el presidente de la Asociación de Mayores y cuantos tuvieron el privilegio de ser invitados al acto.
EL SUEÑO
Esta feliz realidad se debe al empeño de los hermanos Alicia y Raúl Juan, quienes con permiso de la propiedad (su familia) han recuperado un local histórico respetando toda riqueza arquitectónica que escondía, desde el suelo porcelánico hasta las paredes de piedra camufladas tras capas y más capas de cemento, portalones de madera y las estanterías de la tienda donde se exponían los productos a la venta.
En un lugar privilegiado destaca un piano de cola del siglo XIX cedido por la familia del maestro, juez de paz y músico Isidoro de la Ossa en perfecto estado de uso, como demostraron el sábado cinco pianistas que ofrecieron un mini concierto inaugural que dejó a todos boquiabiertos. Luis Caballero, Fernán Bermejo, Manuel de Elias y Artur Mikhlin, sin partituras de por medio, fueron protagonistas de un momento mágico. A ellos se unió Alfredo de la Ossa, profesor de Conservatorio, con una marcha fúnebre de Chopin dedicada a su padre, fallecido durante la pandemia del Covid. De los cuatro primeros se dicen que son jóvenes promesas, pero lo bien cierto es que, efectivamente, son jóvenes, pero lo de ser promesa es una faceta ya superada con creces. Son músicos, de los que oiremos hablar en el futuro cercano.
Una joya de local, en definitiva, donde los amantes de la cultura podrán disfrutar de conciertos de música clásica, exposiciones, conferencias, clases magistrales, sesiones de cine fórum y otros actos que se anunciarán debidamente. AFOMUC admite socios, y necesariamente cobrará entrada por asistir a los eventos al objeto de mantener la actividad y conservar el inmueble.
COSA DE MUCHOS
“La tenda el Pi” ha sido posible gracias a la participación de mucha gente. Primero es obligatorio citar a las hermanas Paca y Consuelo Lledó Vaello (la primera propietaria actual del local), al resto de la familia que ha trabajado cada cual en la medida de sus posibilidades, y a una legión de profesionales de todo tipo que, encabezados por una arquitecta (se nota, y mucho, la mano de una mujer detrás del proyecto de restauración), se han encargado de la restauración integral. Trabajaron codo con codo electricistas, técnico de sonido, carpinteros, restauradores de suelo antiguo y obreros. Todos eran conscientes desde el primer minuto que participaban en algo importante.
Roberto Ruiz, Pepe Lledó, María Eugenia, Pedro, Jesús Juan Lledó y Lara Planelles son otros nombres propios que han empujado el proyecto.
Los promotores del espacio cultural añadieron a ellos a la gente “que nos ha animado”. “Así apetece trabajar”, señaló Raúl Juan. “Este proyecto tenía que salir, y lo hemos conseguido entre todos. Nosotros somos el reflejo de una familia vinculada a la música, porque eres lo que te enseñan a ser, y nos disponemos a ayudar a estudiantes de conservatorio que se quieren dedicar profesionalmente, en cuerpo y alma, a la música”.