Ángel Sánchez

PRODUCTIVIDADES, RPT Y ORGANIZACIÓN

Opinión: Ángel Sánchez

| Radio El Campello

PRODUCTIVIDADES, RPT Y ORGANIZACIÓN.
Opinión: Ángel Sánchez

Las organizaciones, en general (y el Ayuntamiento lo es), se enfrentan continuamente a cambios y transformaciones en su entorno que las obligan a adecuar sus estructuras buscando sistemas más avanzados y flexibles para seguir siendo útiles. Pero, a la vista de la sucesión de acontecimientos en nuestra organización municipal, las transformaciones y acontecimientos que hemos sufrido ( crisis económica, pandemia, etc) no han supuesto una suficiente motivación para analizar y revisar la organización burocrática municipal. Y lo digo porque la sucesión de anomalías es, desde hace años, una constante.

En el año 2000 me “tocó” participar, como delegado sindical, en la negociación (por llamarlo de alguna manera) de la RPT (Relación de Puestos) que Subdelegación había impugnado y los tribunales suspendido. ¿El motivo?. Los márgenes de los incrementos salariales provocados por procesos de funcionarización y de promoción interna sobrepasaban los límites que la legislación establecía. Y entrecomillo lo de “negociar” porque si mal no recuerdo, de organización no se habló nada: todo giró en torno a los conceptos retributivos y al rechazo a cumplir una parte de la sentencia que hablaba incluso de “devoluciones” económicas. Finalmente se salvó aquella situación como se pudo (a través de los complementos personales transitorios) , “dejando” la evaluación de la organización para un mejor momento, pero el momento no parece que haya llegado todavía.

Como decía (sobre las anomalías), si repasamos algunas de las noticias que se refieren a los problemas que padece la nuestra, nos encontramos, por ejemplo, con el asunto de los contratos menores, con los reconocimientos extrajudiciales, con la anulación de reestructuraciones realizadas sin negociación , con denuncias sobre acoso laboral y, finalmente, con un requerimiento de antifraude para que se les explique por qué se cobran determinadas retribuciones variables y cómo. Y esto, en mi modesta opinión, se debe a la ausencia de un modelo claro; de una organización clara, de un “trampeo” (entiéndaseme bien: trampeo de la legislación en materia de recursos humanos en la mayoría de las ocasiones necesaria, dada la rigidez, aunque quizá en nuestro caso, demasiado burda) continuado sin que se haya sido capaz de abordar un problema que, dada la importancia de la organización administrativa, se ha convertido, creo, en una cuestión transversal. Y trascendental.

La administración pública peca en muchas ocasiones de un cierto ensimismamiento, fruto de las prevalencia de las dinámicas internas. Esto, en la Administración del Estado podría no suponer un problema demasiado grave ya que sus competencias son reguladoras fundamentalmente y no prestan servicios directos a la ciudadanía, pero en la administración local, cuya principal misión es esa, suponen un grave o si se quiere, un gravísimo problema.
Abordar una RPT (Relación de Puestos de Trabajo) no debería suponer que, dado el problema respecto a las retribuciones complementarias, los trabajos se centrasen únicamente en buscar una solución para regularizar esa parte, sino también para revisar y rediseñar una administración moderna, resiliente y eficiente en cuanto al objetivo para el que existe: prestar servicios de calidad a la ciudadanía.

En el año 2017 se llevó a Pleno una propuesta de reglamento que fue rechazada por la mayoría por diferentes motivos. Los actores, muchos de los cuales todavía continúan ejerciendo cargos públicos, se emplazaron para la elaboración de una RPT con urgencia para resolver el problema de las productividades y servicios extraordinarios del personal, pero nada se dijo de la necesidad de acompañar esa regulación con una revisión profunda de la organización. O lo que es lo mismo: ¿seguir trampeando la situación para seguir igual o simplemente no hacer nada?.

Creo que la administración local es lo suficientemente importante como para prestarle atención al motor de las políticas que no es otro que la propia organización. Si el motor está gripado, los problemas se irán sumando en un continuo que yo definiría como perverso. Animo, por lo tanto, a nuestros y nuestras representantes municipales a tener (como me aconsejó un querido y admirado secretario municipal) la mirada corta pero el ojo largo, pues la “maquina” sólo es útil si los servicios que presta lo son, al margen del color político que dirija coyunturalmente la organización municipal.
Ángel Sánchez Sánchez.

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