GESTIÓN, GESTIÓN, GESTIÓN
Vicent Vaello Giner
Portaveu Grup Socialista Municipal – Secretari General PSPV-PSOE El Campello
Una malísima gestión de nuestro municipio. Eso es lo que venimos sufriendo esta legislatura de derechas y extremas derechas, con socios o con cómplices, con pandemia o sin pandemia, con climatología adversa o con calma chicha, sin dinero o con él, porque la culpa siempre es de otro. Peor no se puede gestionar, vamos que ni a propósito.
Hay cosas que puedan no ser advertidas por todos porque afectan a puntos concretos de nuestro pueblo y son más apreciables por los de la zona, pero no por eso son menos importantes, porque hasta el último vecino del último rincón de este municipio se merece un ayuntamiento que gestione para todos ellos. Y aunque solo fuera por interés partidista, la búsqueda de votos les llevaría como es costumbre en el PP en los últimos tramos de legislatura, a promocionarse con vistosidad. Pues bien, este PP que nos gobierna no es capaz de hacer ni eso. Incompetencia, incapacidad o agotamiento es lo que les lleva caracterizando todo este tiempo, con la fatal consecuencia de que
quien lo padece es nuestro pueblo.
La falta de folios y material de todo tipo que afectó al personal, la falta de ascensores que afectó a los usuarios, la dejadez en nuestros parques que afectó a nuestro niños y mayores, el abandono en el que nos han sumido desguazando pieza a pieza nuestros recursos más básicos, es de tal envergadura que se les ha ido de las manos y son incapaces de hacerse cargo de una recuperación en condiciones. Nos arrastran cuesta abajo y sin frenos.
Son tantos los frentes que tienen abiertos en su gestión, que saltan de crisis en crisis parcheando con modificaciones y ampliaciones de crédito, van de fuego en fuego sin saber dónde tienen los extintores, les pilla el toro en cada contrato vencido porque, si no son capaces de sacarse de las manos los problemas que ocasionan en el día a día, mucho menos tienen capacidad para trabajar con perspectiva y tener a punto las cosas para fechas tan señaladas como, por ejemplo, la Navidad.
Tuvieron (y lo vimos todos o, mejor dicho, no pudimos verlo) la experiencia de lo ocurrido en las últimas fiestas de Moros y Cristianos, que por no ver, no vimos ni los fantásticos maquillajes de nuestros festeros por la falta de luces. Tenemos una de las mejores fiestas de la provincia que reclama la visita de propios y forasteros, llevamos años esperando el lucimiento de los boatos, ganas de gozar con la fiesta y con los nuestros, todo ello vergonzosamente empañado porque nuestro ayuntamiento no cumplió con lo esperado y la falta de luces convirtió nuestros desfiles en algo mortecino donde, ni las lentejuelas brillaron todo lo debido ni los maquillajes se apreciaron en detalle, ni las fotos captaron el esplendor merecido; solo salvado por el esfuerzo, solemnidad y júbilo que nos brindaron todos los festeros y festeras.
Dicen que errando se aprende. Pues ni con esas aprende este desgobierno municipal. Llega la Navidad y esta vez no es que haya pocas luces, ¡es que no hay ninguna!
El Campello tiene Grinch propio, que ha conseguido oscurecer nuestras calles en fechas tan señaladas. Si de todos es sabido lo difícil que es la prosperidad de nuestros comercios por la cercanía de Alicante, parece que nuestro alcalde no percibe este escollo, quizás por tener una perspectiva diferente de lo que es un comercio y tenga como referencia franquicias y grandes superficies.
Pero dejando maldades aparte, lo cierto es que nuestros establecimientos necesitan de todo nuestro apoyo para mantener el tejido comercial del pueblo, y de nada sirven buenas palabras en carteles si los dejas tirados cuando más nos necesitan. No hay mejor época del año para las ventas que las navidades y las posteriores rebajas y si algo anima a salir a comprar en estas fechas son las luces y la música de nuestras calles. Y si además añades alfombras rojas, arbolitos a las puertas de los comercios, papas Noel con sus campanas, castañeras y otros reclamos, pues mucho mejor.
Pues que sepan los vecinos que nuestro Grinch particular se ha cargado todo eso y El Campello estas navidades podría estar sumido en la más triste de las sombras porque estamos ya en diciembre y todavía no hay luces, iluminación, alegría… ni sabemos cuándo las habrá.
La indignación llega a tal extremo que me faltan palabras para expresar en público todo lo que siento. Solo en la intimidad de los míos puedo pronunciar las palabras que todos tenéis en mente, y una vez desahogado poder mantener una actitud políticamente correcta.
Llevo toda la maldita pandemia siendo lo más leal posible con la institución, por el bien de El Campello, toda la legislatura trabajando por la unión de los progresistas frente al avance de las derechas, remando en la misma dirección que se me encomendó en las urnas, proponiendo pactos e intentando crear escenarios de concordia para trabajar por nuestro pueblo.
Propuse abiertamente una moción de censura que acabara de una vez por
todas con toda la debacle provocada por este equipo de gobierno que nos ha hundido en el caos. Pero primero por socios bien pagados y después por cómplices bien avenidos, lamentablemente no fue posible y en el papel de oposición que me toca, no me queda otra que alzar la voz de los campelleros y campelleras, mis compañeros y la mía propia ante las infamias a las que nos están sometiendo.
Muchas gotas llenan un vaso y al vaso de El Campello se le está agotando el espacio para más inmundicia.
Ya que tenemos políticos a los que les falta coraje para coger las riendas, solo nos queda decirles a los que las tienen, que se dejen de monsergas y que se pongan a trabajar con responsabilidad, proactivos y sensatos.
Queremos soluciones y no excusas.