Ángel Sánchez

Leer no está sobrevalorado: está mal entendido.

Opinión: Ángel Sánchez

| Radio El Campello

Leer no está sobrevalorado: está mal entendido.
Opinión: Ángel Sánchez

En una era dominada por la inmediatez, los titulares vacíos y los vídeos de 15 segundos, una influencer ha declarado que leer está sobrevalorado y que los que leen no son mejores. La frase, provocadora y viral, ha encendido el debate. Pero más allá del escándalo superficial, hay una verdad incómoda que merece ser explorada: leer no nos hace mejores por sí solo. Lo que leemos, cómo lo leemos y qué hacemos con ese conocimiento es lo que realmente importa.

Leer por placer, por evasión o por reafirmación de nuestras creencias puede ser reconfortante, pero también puede convertirse en una trampa. Si solo consumimos textos que confirman lo que ya pensamos, si evitamos las ideas que nos incomodan, si usamos la lectura como un espejo y no como una ventana, entonces no estamos aprendiendo: estamos reforzando prejuicios. Y eso no nos hace mejores, nos hace más cerrados.

Pero leer bien (leer para entender, para cuestionar, para ampliar horizontes) es una herramienta poderosa. Es aprender. Y aprender es informarse. Y la información, cuando se consume con honestidad intelectual, nos lleva a algo que no está sobrevalorado, sino subestimado y, en ciertos círculos ideológicos, incluso castigado: el pensamiento crítico.

El pensamiento crítico no es insultar al poder, no es gritar en redes sociales, no es repetir consignas. Es preguntarse por qué las políticas sociales no alcanzan, por qué los que más tienen contribuyen menos, por qué el sistema premia el privilegio y castiga la vulnerabilidad. Es mirar más allá del titular, más allá del algoritmo, más allá del sesgo.

En una sociedad cada vez más narcisista, más individualista, más polarizada, el pensamiento crítico es un acto de resistencia. Y la lectura es su aliada. No porque nos haga superiores, sino porque nos hace más conscientes. Nos obliga a escuchar, a entender, a matizar. Nos enseña que el mundo no es blanco o negro, sino complejo, contradictorio, humano.

Así que no, leer no está sobrevalorado. Lo que está sobrevalorado es el ego disfrazado de opinión. Lo que está infravalorado es la humildad de aprender. Leamos, sí. Pero leamos para pensar, para cuestionar, para construir. Porque si algo necesita nuestra sociedad, no son más influencers con frases vacías, sino más ciudadanos y ciudadanas con ideas llenas.

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