Pascual Rosser

La Pajarera Nacional

Opinión. Pascual Rosser Limiñana

| Radio El Campello

La Pajarera Nacional
Opinión. Pascual Rosser Limiñana

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Tanto hay que decir del invitado de hoy en esta crónica que a ver cómo se lo sintetizo. Tuvo tanta fama por su talento y por lo mucho que emprendió que fue recordado con cariño y admiración por los alicantinos. Tanto que cuando lo mató una epidemia de gripe en Madrid, el pueblo se lanzó a la calle en su funeral en señal de respeto para darle su último adiós.

Su apellido está ligado a aquellos de sus mayores que vinieron de Italia a emprender en Alicante. Y les fue bien. Sus abuelos paternos instalaron un comercio de sastrería en la calle Labradores. Su tío – Juan Floglietti Piquer – fue uno de los diez amigos que construyeron el nuevo barrio de Benalúa (1884). Su padre, ingeniero de caminos y representante de la aseguradora La Unión y El Fénix Español, emprendió varios negocios.

Creció con un don especial. Desde muy niño desarrolló un talento musical extraordinario. Pronto tuvo que aprender a moverse entre bambalinas, tuvo un espíritu crítico no exento de ironía.

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Supongo que ya sabe que me refiero a Luis Foglietti y Alberola. Nació el 7 de septiembre de 1877 en la calle San Idelfonso, nº 8 en Alicante. No conoció a su padre, había fallecido unos meses antes de nacer. Inició sus estudios de solfeo de forma autodidacta. Después pudo recibir clases de piano, la base de su cultura y composición musical, así como de estudiar en la Escuela Municipal de Música donde consiguió la calificación de sobresaliente con 12 años (1890). Entonces empezó a interpretar en público tocando piezas de piano en diversos establecimientos de ocio de la ciudad como el de la cervecería Las Dos Naciones que Vicente Belda tenía en el Paseo de la Reina (actual Rambla de Méndez Núñez).

Con 16 años ya dirige una orquesta, la del teatro Polo en Benalúa. Por entonces había compuesto diversas partituras como los pasodobles «Carpinterito» y «Lagartijo», este último de notable éxito. También compuso dos pequeñas zarzuelas: «Alicante Moderno» y «El valle de Villacabritos» estrenando ésta en el Teatro Circo alicantino. No sería la primera vez que dirigiera un teatro. Vinieron otros, algunos de mucha importancia.

Con los ahorros de sus primeros trabajos, consiguió lo suficiente para matricularse en el Real Conservatorio de Música en Madrid, cuna de toda sensibilidad musical de la época. Y allí se fue con muchas ganas de aprender y no pocas de triunfar.

En Madrid le acogió su paisano y maestro Tomás López Torregrosa consiguiéndole una plaza de copista en la Sociedad de Autores. Era la época dorada de las zarzuelas, el llamado género chico.

El 22 de febrero de 1902 Foglietti disfrutó de un notable éxito en el madrileño Teatro Martín con el espectáculo El Fonocromoscop. La prensa elogió esta obra. Así La Correspondencia de España manifestó que «al final de la representación fueron llamados a escena Abellán y Constante, los autores de la letra, así como los maestros Arderius y Foglietti, compositores del libreto musical en el que destacaban El tango del lorito o El dúo de los pavos, que seguro pronto se harán populares». Por su parte, el periódico El País destacaba que «la mitad del triunfo corresponde por derecho propio a los maestros Foglietti y Arderius, autores de una partitura fresca e inspiradora».

Este sería su inicio en el camino del éxito fuera de su entorno local. En enero de 1904 estrenó Los ministros, en el teatro Cómico, la primera representación en Madrid con una partitura compuesta únicamente por él. En mayo del mismo año estrenó con mucho éxito la zarzuela La buena moza, en el teatro Eslava.

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A pesar de afincarse en Madrid, solía volver a su ciudad natal en verano comprando una casa solariega cerca del caserío de la Santa Faz donde pasaba algunos días de descanso. El 27 de julio el periódico El Graduador destacaba la presencia de Foglietti en Alicante, mencionándolo como el «director de la orquesta del Teatro de la Zarzuela de Madrid». Nada menos. Iba subiendo peldaños en ese difícil mundo musical, con reconocimientos y felicitaciones. A finales de agosto marchó a San Sebastián para dirigir esta orquesta en su Teatro Principal con la asistencia de la Familia Real, entre ellos el joven rey Alfonso XIII.

Es abundante su obra. Entre sus más de 100 zarzuelas, las más famosas son «El club de las solteras» (1909), «La Pajarera Nacional» (1909), «El capricho de las damas»(1915), «Serafín el pinturero o Contra el querer no hay razones» (1916), «El abanico de Pompadour» (1917) …

Permita que cite expresamente la zarzuela La Pajarera Nacional. Ya sabe que estas son un retrato emocional de la vida social de ese momento ya que generalmente se representaban acontecimientos contemporáneos de esa época concreta.

La Pajarera Nacional la estrenó en Madrid el 10 de julio de 1909 en el teatro Novedades. Se trataba de una «revista cómica – lírico – volátil» en palabras de Fátima Navarro Miró en su ensayo titulado «El género chico olvidado. La figura del alicantino Luís Foglietti y Alberola». El éxito de esta zarzuela fue rotundo. El argumento, de marcado acento político, empleó la sátira con tanto ingenio que encandiló al público. La obra llamó también la atención por incorporarse algunos de los actores a la escena desde los asientos del público. Algunos números musicales se llegaron a repetir hasta 14 veces.

En el libreto, de Ramón Asensio Mas y Joaquín González, con música de Foglietti y Córdoba, la vendedora de pájaros invita a observar la curiosa pajarera nacional en la que hay para todos los gustos. Y dice que trae «varios gorriones ávidos de gobernar; pájaros ministeriales que no hay para qué nombrar que, si abren un día el pico, por una casualidad es para llevarse un pico de lo que a su alcance está. Ahí va otro pájaro, el cuco, tiene una jaula señorial que habita con otros pájaros, algunos duros de pelar, y forman en las filas del partido liberal para escarmiento y escarnio de los que vengan detrás. ¿Quieres otro? La cotorra, ¡este vale un dineral!, se pasa la vida entera charla que te charla, por donde quiera que vaya. Nos habla de libertades y defiende sin cesar la ley de jurisdicciones, que es cosa muy liberal. ¡Pasen, pasen y verán los enjuagues de la célebre pajarera nacional!».

En la actualidad, Iglesias los llamaba la casta, de la que luego presuntamente forma parte. ¿Reconoce alguno de ayer o de hoy que por definición debería estar entre esta pajarera nacional?

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