¿Dónde estaba la antigua plaza de la fruta?
Opinión. Pascual Rosser Limiñana
La que fue plaza de la Fruta es hoy un entrañable rincón de la ciudad de Alicante. Y no digo que entonces no lo fuera porque por sus adoquines pasaron los siglos como lugar venerado por todos. Por muchas razones. Por estar en el casco antiguo de la ciudad. Por ser punto de encuentro de personas de todo género. Por estar cerca de tanto cono el Ayuntamiento, la calle Mayor, …
Era un lugar elegido por las autoridades. Vea, allí se instalaron las oficinas de la Real Baylia desde el siglo XVI hasta finales del siglo XIX, como nos recuerda el cronista provincial Vidal Tur. Conviene aquí explicarle qué eran esas dependencias y a qué se dedicaban. Con la conquista del reino de Valencia por Jaime I la administración de la Real Hacienda fue encomendada al baile general de dicho reino. Era uno de los funcionarios más importantes de la Corona. Entre sus funciones estaba la de mediar entre la hacienda y los particulares, además de administrar el Patrimonio Real. Era también juez privativo de moros y judíos de realengo, y mediaba en las disputas por el agua y la pesca además de todo lo que estuviera relacionado con el mar, así como con las autorizaciones para aparejar barcos, según definición que se recoge en el Archivo del Reino de Valencia dependiente de la Conselleria de Educación, Cultura y Deporte de la Generalitat Valenciana.
También se la llamó plaza de la Harina porque en muchos de sus lados había almacenes de este artículo tan importante y estratégico. Incluso le pusieron por nombre plaza del Progreso. Todo relacionado con el porvenir y la buena mesa, tan necesario en nuestra vida cotidiana.
En el siglo XVIII muchos de sus edificios tenían soportales para aguantar mejor el sol. Y la lluvia, que antes llovía más que ahora. Para que aún haya gente que siga negando el cambio climático …
A mediados del siglo XIX, en su jardín destacaban terebintos donde hoy hay palmeras. Los terebintos son árboles de gran porte que pueden alcanzar los cinco metros de altura. Tienen tronco ramoso y lampiño, con hojas brillantes, flores en racimo y frutas en drupas pequeñas. ¿Se lo imagina? Había, y sigue habiendo, una fuente recuerdo de una de las muchas que había repartidas por el casco antiguo de la ciudad.
En uno de sus edificios nació el afamado doctor alicantino Francisco Javier Balmis i Berenguer (1753-1819). Una placa lo conmemora en su fachada, indicando que fue nombrado Hijo Predilecto de Alicante siendo Luís Díaz Alperi alcalde de esta ciudad. El Dr. Balmis lideró la Real Expedición Filantrópica de la Vacuna financiada por el rey Carlos IV, poniendo las bases para erradicar la viruela en el mundo, realizando vacunaciones en Latinoamérica, Filipinas, … En 1803 zarpó de La Coruña en la corbeta María Pita. Le acompañaba el cirujano Josep Salvany, junto con 22 «niños héroes» como los llamaba Balmis. Fue la mayor campaña de vacunación realizada hasta entonces.
Antaño en esta plaza se vendía la fruta que se recolectaba en la huerta alicantina, aquella que fue tan próspera y que hoy poco queda invadida muchas veces por el ladrillo del imparable urbanismo de masas.
Plazas de la fruta como esta solían (y suelen) mostrar lo mejor de cada huerto. Dentro de sus cajones, sobre mesas improvisadas sujetadas por cabelles, se enseña la fruta con sus mejores galas donde su aroma y sus colores se destacan con esmero. Hay que llamar la atención del comprador para que gaste sus dineros en frutos tan ricos. Lo he visto en muchos mercados dentro y fuera de España. En cada temporada, se destaca una, sean las naranjas, las fresas, las cerezas, la sandía, … Si entra por los ojos, también llegará a su casa para degustar con los suyos.
Supongo que ya la ha ubicado. La de la Fruta es donde actualmente está la plaza de la Santísima Faz. Se llamó así por aclamación popular. Verá. A instancia de los vecinos de Alicante, la corporación municipal acordó el 19 de agosto de 1921 – por unanimidad – que se llamara con el nombre de esta reliquia que tanto se veneraba en la ciudad. Se aprovechó que la Santa Faz estaba en Alicante para proponer y decidir este nombre. La Santa Faz tenía y tiene una gran devoción por el pueblo alicantino
Pero esta plaza aún tiene más cosas. Uno de sus lados da a la parte trasera del Ayuntamiento, destacando una pequeña puerta barroca de noble fábrica. De piedra arenisca, fue realizada por el escultor Juan Bautista Borja entre los años 1730 y 1735. Sobre el dintel de su puerta está esculpido el escudo de Alicante con dos leones rampante, uno a cada lado. Tienen la particularidad de mirar cada uno hacia atrás. El león es símbolo de fuerza, de poder, de la excelencia de la Monarquía española. El escudo de la ciudad está rodeado por el Collar de la Insigne Orden del Toisón de Oro, de la que es Maestre Soberano el rey de España. Lo concedió el rey Carlos I en 1524 por los servicios prestados a la Corona.
En las columnas de la puerta, bajo capiteles, hay unos niños regordetes y barrocos. Uno mira curioso a poniente, el otro a levante. Todo está rodeado de adornos florales y frutales. En la parte alta del centro de la puerta, de cuerpo entero, hay otro niño regordete que soporta el escudo, que gran responsabilidad. Y un gran honor. Por esta puerta se accedía al Archivo Municipal de la ciudad que actualmente está en el palacio Maisonnave en la calle Labradores nº 9. Más al centro del edificio consistorial hay una puerta, sin ningún encanto, por donde se accede a las estancias municipales.
Ya ve, en esta plaza hay de todo. Hoy es un lugar de reunión, con bares y restaurantes, una fuente y un pequeño jardín cuyas palmeras dan sombra a los transeúntes en los calurosos días de verano.