La ruta del agua por los embalses costeros
Opinión. Pascual Rosser Limiñana
Después de las últimas y continuadas lluvias, son visita obligada los embalses, las fuentes, las cascadas, las ramblas que casi siempre secas han dejado de serlo, los riachuelos con mucha más agua de lo que es habitual. La naturaleza revive con la lluvia y se manifiesta por la sierra de diferentes maneras anunciando una primavera que ya es muy florida.
Hoy recorremos la ruta del agua de los embalses costeros. ¿Le sorprende este título? Lo es más el primero que el segundo, pero los dos están cerca de la costa alicantina. Ahora verá. Y es curioso porque los embalses suelen recoger el agua del deshielo de la nieve de las montañas, de sus correnteras, de riachuelos y ramblas, que transportan el agua de lluvia y retienen los embalses. Para distribuirla, para producir electricidad.
El primero que visitamos es el embalse del Amadorio. Hay dos maneras de hacerlo. Por su cabecera, donde está la presa. Se accede por la carretera que va desde Villajoyosa a Orcheta. Cerca de donde había una fabrica de ladrillos, de la que queda su chimenea y algunos muros, hay una señal que indica el acceso a este embalse. En esta dirección se encontrará con un pequeño parquing, una zona recreativa con mesas y un túnel por donde se accede a la presa.
Nosotros vamos por la parte trasera de la presa, por otro camino asfaltado entre pinos, en un entorno de gran belleza. Después de un puente de cinco ojos hay una señal que indica por donde ir. Un gran cartel advierte que es peligroso y que se circule con precaución. Es una carretera estrecha por donde a veces sólo cabe un coche. Más adelante habrá otro cartel que indique que la carretera está cortada. Cuando llegamos a ese punto donde hay una vaya que impide el paso rodado, dejamos el coche y caminamos hacia la presa. El paisaje es precioso. La inmensa lámina de agua parece más un paisaje de otras latitudes montañosas del norte de España o de centro Europa. Nos acompaña la lluvia, persistente, en un día de finales de abril.
Permita unos datos del embalse del Amadorio. A unos 4 kms en una línea recta imaginaria del mar Mediterráneo, lo convierten en el segundo más cercano al mar. El primero es el embalse de Urbieta en Vizcaya que se encuentra a unos 200 metros del mar Cantábrico.
El embalse del Amadorio se construyó en el año 1957 en el cauce del río del mismo nombre. Tiene una superficie de 103 hectáreas y una capacidad máxima de 15,8 hm3. Tiene una presa de gravedad de 63 m de altura y 318 m de altitud de coronación, con aliviadero de compuertas de 400 m3/s de capacidad.
Este embalse pertenece a la Confederación Hidrográfica del Júcar. Sus aguas se destinan al riego y al abastecimiento de Benidorm y Villajoyosa a través del Consorcio de la Marina Baja.
Se puede pescar en este embalse a través del Club que hay para este fin. Quien no es socio tiene que pagar una cuota de un día. El pez que más se pesca en estas aguas es la carpa.
Retomamos la carretera de Villajoyosa camino de Benifato donde comemos en la Venta del mismo nombre una memorable olleta de blat y otras viandas. Como he comentado en otro post en este blog, es nuestra “casa” en el valle de Guadalest.
Después de la comida, vamos al lavadero de Benifato. Este está situado en frente de la Venta y muy cerca del molino harinero que usaba el agua del mismo manantial que el lavadero para moler el trigo. Está recién restaurado, Fue el primero, después se hizo otro lavadero arriba en el pueblo y este quedó en desuso. Cuántas horas pasarían aquí las mujeres del lugar contando sus cosas, la carestía de la vida, las dificultades para seguir adelante, algunas risas, y muchos sueños manifestados en voz alta.
Posteriormente, nuestro destino es el embalse de Guadalest. Se puede acceder desde Beniardá por su parte trasera por un camino de tierra, a veces de asfalto, que rodea el embalse. Es estrecho y tortuoso, por lo que hay que ser prudente tanto si se va en coche u otro medio de transporte, como si se recorre andando. También se puede ir directamente por su parte delantera desde la carretera que va desde Callosa de Ensarriá al pueblo de Guadalest. Antes de llegar a este, una señal a la derecha indica la carretera que lleva a la presa. Es el camino que tomamos en esta ocasión.
Este embalse está situado en un entorno extraordinario, a los pies de un circo de montañas de las que destacan la Aitana y la Serrella, además del pueblecito excavado en la roca que tiene su mismo nombre. Guadalest es uno de los pueblos más visitados de España. Tiene mucho encanto.
Este embalse recibe agua principalmente del río Guadalest, además de las fuentes y manantiales de la Aitana. Empezó a funcionar en el año 1963. Tiene una superficie de lámina de agua de 86 hectáreas y una capacidad de 13 hm3, es decir trece mil millones de litros, nada menos. La presa es de tipo gravedad de 94 metros de altura y 236 metros de longitud de coronación. El aliviadero es de tipo compuerta y tiene una capacidad de 400 m3/s.
Sus aguas, de color turquesa en días soleados, se usan para el riego, el abastecimiento de agua de poblaciones cercanas, elaborar electricidad, para la navegación (hay una embarcación de pasajeros – barco solar – que lo recorre en periodo estival), y para el baño en zonas acotadas y lejanas de la presa.
Este embalse es el protagonista de una de ruta circular de senderismo que parte de Beniardá, rodea el embalse, pasa por la presa y vuelve a Beniardá. De unos 12 kms, es sencilla, ideal para todos los públicos.