Se inician los trámites para que la subasta pública de la lonja de pescado de El Campello sea declarada “Bien inmaterial de relevancia local”
A propuesta de Vox (que ha sido respaldada por el resto de partidos políticos), el pleno del Ayuntamiento de El Campello ha aprobado hoy iniciar los trámites y trabajos oportunos para declarar la tradicional subasta de pescado que se celebra a diario en la lonja “Bien inmaterial de relevancia local”, reconocimiento del que ya disponen más de 25 manifestaciones populares en la Comunidad, que forman parte de un patrimonio de tradiciones musicales, artísticas, deportivas, religiosas, gastronómicas o de ocio, y en especial aquellas objeto de transmisión oral. La moción incluye solicitar a la Generalitat que incluya a la lonja de El Campello en el Inventario General del Patrimonio Cultural Valenciano.
La moción aprobada, que lleva la firma de José Manuel Grau Delgado, portavoz de la formación política, señala que la lonja campellera es un “atractivo turístico” que a diario visitan más de 200 personas en verano y cerca de 80 el resto del año. Es conocida por mantener la venta directa al público mediante puja de voz y ofrecer productos sin intermediarios. Sólo existen dos lonjas en España que siguen este método de venta.
La subasta se realiza durante todo el año de lunes a viernes, a las 18:00 horas, excepto los festivos. Sin embargo, la jornada comienza mucho antes, cuando a las 5 de la mañana las siete embarcaciones de la Cofradía de Pescadores se dirigen a unas 10 millas de la bahía, extienden redes y pasado el mediodía vuelven al puerto. En la lonja se pesa el producto y se prepara en bandejas aquello que se destinará a la subasta, que suele ser el 60% de lo que se ha pescado ese día. El resto lo dejan listo para llevarlo a poblaciones como La Vila o Santa Pola.
El subastador de la Cofradía dispone de una hora para vender el producto colocado en la larga mesa central, donde habitualmente se exponen doradas, corvas, sepia, salmonetes, pulpo, sardinas, bonitos o pescado para hacer un buen fondo de sopa, calderos o fideuà.
En la subasta se paga por kilos o por el precio de la bandeja, que cuenta con una etiqueta de trazabilidad que indica el nombre del pescado, el precio, dónde se ha capturado y un código QR para que el consumidor consulte toda esta información.
El público coge posiciones y espera a que el subastador, de viva voz, dé la señal de salida. La puja se realiza con el método tradicional de subasta a la baja, donde el pescador es quien establece el precio de sus capturas. De esta forma, el subastador comienza con un precio alto y lo va bajando hasta que a alguien del público le interesa la oferta y detiene la puja levantando la mano y diciendo “Mía”.
Para el ponente de la moción, “uno de los objetivos fundamentales de la subasta es mantener activa la figura del pescador. La subasta está hecha para ellos, que son quienes sufren todos los días cuando salen a pescar el calor del verano y el frío en invierno. Es una forma de beneficiarlos y que no dependan solo de los precios a los que los mayoristas compren el pescado en una lonja profesional”.