La presentación de capitanías de El Campello se convierte en un canto a las gentes de la mar
Recinto lleno, estandartes bien relucientes, cargos en su papel representativo, música festera por partida doble (la banda L’Harmonía de Alicante y la Colla Larraix de El Campello), muixaranga, senyera, nanos i gegants, cuerpos de baile listos para entrar en escena, presentadores Cristina Boix y Pere Lluís Gomis con el guion del evento bien aprendido, representantes de todos los sectores cívicos, efectivos de la Policía Local y protección Civil velando por la seguridad de todos, representante de la UNDEF (el vicepresidente Julián Fernández) y autoridades municipales en su sitio… y mucho bullicio inicial, que cesó en seco cuando el sonido de una sirena de barco anunciaba que el acto empezaba.
Anoche fue muy especial en El Campello. Organizada por la Junta Festera de Moros y Cristianos y el Ayuntamiento, se celebró la gala de presentación de capitanías, un acto que, de facto, se convierte en el pistoletazo de salida de las fiestas patronales que se celebrarán mediado el mes de octubre.
Como cada año, son las comparsas que se hacen cargo de las capitanías durante el ejercicio festero las que idean, diseñan, ensayan y representan la gala, que siempre gira alrededor de una tradición local o algún elemento material o inmaterial que identifique al pueblo. No es una norma escrita, pero sí el primer examen del año festero, por lo que las tres partes directamente implicadas (Junta, Capitanías y Ayuntamiento) se esfuerzan para ofrecer un verdadero espectáculo que, además, haga aflorar sentimientos, situaciones, recuerdos e historia. Alimentando sueños.
Y vaya que anoche se consiguió. En las semanas previas hubo señales definitivas. “Bona marea” era el título de la gala. Quizás por eso, porque algo tendría que ver el espectáculo con el pasado marinero de El Campello, se ocuparon las 1.200 sillas dispuestas por la organización, se llenaron los caminos del Parque Central que dan acceso a la explanada junto a la fuente del centenario, y en las zonas verdes y muretes se acomodaron familias enteras, expectantes, en sobrecogedor silencio y a la espera de resultados.
Que los festeros de El Campello no dan pespunte sin hijo es algo bien sabido. En esta ocasión se quería tocar la fibra sentimental del público, y se consiguió con creces. La presentación de capitanías se convirtió de principio a fin en un canto a las gentes del mar, sus oficios, sus sacrificios, sus canciones y su trabajo por dar forma a un pueblo que hoy ya no se dedica a la pesca, pero que no olvida jamás su pasado y agradece en cuanta ocasión se le presenta que ellos (y, anoche, sobre todo ellas), hicieron posible el próspero municipio que hoy supera los 30.000 habitantes.
EL MAR… LA MAR
Las redes de pesca fueron protagonistas indiscutibles del espectáculo. Desde la inicial representación de un grupo de mujeres tejiendo o reparando el aparejo (las siempre recordadas y valoradas “rederas”), hasta la proyección de imágenes del pasado marinero y sus labores o los números de baile, esas mallas acaparaban todas las miradas… e hicieron aflorar recuerdos a los asistentes.
EL DESARROLLO Y LOS MENSAJES
La tarde festera arrancó alrededor de las 20:00 horas, cuando desde la sede de la Junta Festera arrancó un pasacalles al son de la música de la Colla Larraix que finalizó en el Parque Central. La comitiva la integraban los cargos salientes, directiva de la Junta Festera y autoridades locales.
Estaban pues, como cargos salientes, los capitanes Toni Moñinos y Alejandra Vilaplana, el ambaixador Pepe Bernabé y la banderera Carla Rubio por el bando cristiano, de la comparsa Marinos, y por el bando moro el capitán Pedro Tarancón, la capitana Clara Tarancón, el ambaixador David Gomis y banderera Inés Oncina, de la comparsa Marrocs.
Y estaba el presidente de la Junta, Alejandro Sánchez, con su directiva en pleno, y una representación del Ayuntamiento integrada por el alcalde, Juanjo Berenguer; la concejal de Fiestas y Tradiciones, Marisa Navarro, las diputadas provinciales Lourdes Llopis y Raquel Marín, y concejales de las diversas fuerzas políticas que integran el Ayuntamiento.
Y, cómo no, se procedió al relevo de cargos, que este año desempeñan Alfonso Climent López (capitán cristiano), Marisa Rodríguez López (capitana cristiana), Abel Varó Ivorra (ambaixador cristiano), y la bandereera cristiana María Sebastià Ferri, en representación de la comparsa Cavallers de Conquesta.
Y por el bando moro, de la comparsa Non Bebec, el c apitán Jordi Guasch Mármol, la capitana Rocío Guasch Mármol, el ambaixador José Manuel Gomis Ramón, y la benderera Laura Juan Lledó.
Como quiera que este año se cumple el 40 aniversario de la constitución de la Junta Festera, entidad que se encarga de la organización directa de los festejos junto al Ayuntamiento, hubo reconocimiento y presencia de cuantos han ostentado su presidencia, que han sido Juanjo Berenguer, José Carlos Carratalà, Juan Francisco Garberí, Josep Antoni Ramírez, Josep Palomares, Mari Carmen Pérez, David Alavés, Juan Francisco Belmonte, Antonio Ramón Ramos, Vicent García, Cristian Palomares, Àngela Sanz y Marga Sebastiá.
El reconocimiento fue por partida doble, pues a ellos se refirieron en sus intervenciones tanto el alcalde, Juanjo Berenguer, como el actual presidente de la Junta, Alejandro Sánchez, quienes también agradecieron su trabajo durante estas cuatro décadas de juntas directivas, alcaldes y concejales, comparsas, capitanes y resto de cargos y festeros y festeras, enfatizando, en definitiva, que los festejos son resultado de un esfuerzo colectivo que identifica a El Campello como pueblo hospitalario y defensor de sus tradiciones.
Los discursos tampoco olvidaron a los festeros fallecidos a lo largo del año, que arrancó los aplausos del público a modo de sentido y multitudinario homenaje. “Porque las fiestas no son solo historia, tradición y espectáculo, sino sobre todo personas”, señaló Alejandro Sánchez.
Y como quiera que se celebra el 40 aniversario, no faltó el obligado repaso por la historia de los Moros y Cristianos de El Campello. “Nuestras fiestas no son solamente lo que pasa en la calle… Son una escuela de vida, porque nos enseñan a trabajar en equipo, a respetar, a organizar, a crear, a emocionarnos y a ser siempre comunidad”, apuntó el presidente de la Junta.
Al alcalde, Juanjo Berenguer, que fue el primer presidente de esa Junta Festera, le correspondió hablar de los inicios. “Hace ya cuarenta años, con más ilusión que medios, un pequeño grupo de amigos y miembros de comparsas decidimos embarcarnos en lo que hoy es una de las señas de identidad más queridas de El Campello: nuestras Fiestas de Moros y Cristianos. Aquel sueño colectivo nació del amor por nuestro pueblo, por nuestras tradiciones y por la convicción de que este pueblo merecía una fiesta grande, hecha desde el corazón”, señaló el primer edil.
“La creación de la Junta fue necesaria para dar forma y continuidad a esa ilusión. Queríamos no solo celebrar, sino construir algo duradero. Poco a poco, con el apoyo de comparsas, vecinos, músicos y autoridades, empezaron a tomar forma esos primeros desfiles, las primeras embajadas, … Y así, año tras año, fuimos sumando esfuerzos hasta llegar a lo que hoy disfrutamos”.
“Ver cómo ha evolucionado la fiesta nos llena de orgullo. Aquello que empezó con unas cuantas sillas en la calle y un par de desfiles, hoy es un evento que reúne a miles de personas”, enfatizó.
“Un evento que emociona a grandes y pequeños, y que traspasa generaciones… Las comparsas han crecido, la familia festera se ha multiplicado por mucho, los actos se han ampliado y perfeccionado, y la organización en su espíritu sigue intacta con cuatro ingredientes: unión, alegría, generosidad y tradición”, concluyó el alcalde.